viernes, 31 de diciembre de 2010

Supreme 41-54, de Alan Moore

[El material comentado corresponde con el recogido por Dolmen en su momento en 6 tomos. Lo que me queda por comentar de material del personaje escrito por Alan Moore, 55, 56 (más el 53 y 54) y The Return 1-6, lo publicó Recerca en 5 números. Ambas ediciones son bastante difíciles de encontrar, o imposibles, pero Random House Mondadori, a través de DeBolsillo va a reditarlo todo en 2 tomos en febrero del año que viene, así que si la edición está bien, os recomiendo que compréis ambos sin preguntar.]

Moore empieza su etapa con un par de huevos y decide que lo que ha ocurrido en los 40 números anteriores no le interesa demasiado, sólo lo justo, ya que su intención es explorar el personaje como el que explora a Superman, y el mundo del cómic en general. Para conseguir este borrón y cuenta nueva, se inventa un recurso metaligüístico muy efectivo y que define, desde el primer número, con qué clase de autor estamos tratando. Así, a partir de este momento, el autor concentra sus esfuerzos en crear un pasado para el personaje, un pasado tan rico como el que hubiera podido tener Superman, un pasado que le permitiera trabajar con el personaje como si siempre hubiera estado ahí. Por el camino, tiene tiempo de homenajear al kryptoniano de la edad de plata (a través de unos flashbacks muy convincentes), reírse un poco de los cómics de los 90, reflexionar sobre el medio pero, sobre todo, dotar al personaje de un pasado y darle unas aventuras dignas del superhéroe por excelencia.

Todo ello, lo cual tiene más mérito, siempre manteniendo varias tramas subyacentes que terminan reapareciendo y, al final, formando un conjunto, una historia circular coherente e interesante. Sí, lo sé, no me engaño, sé que quizá éste no sea el mejor trabajo de Moore, aunque tampoco diría nada malo de su trabajo, ya que es uno de los mejores cómics de superhéroes que se pueden leer, uno de los mejores trabajos que se podrían hacer con Superman y en una vertiente que poco o nada tiene que ver con All Star Superman, sino que trabaja otros ángulos y tiene una estructura diferente, sin duda con una imaginación a la altura, aunque puede que con más ambición, de primeras, lo cual no siempre tiene porqué ser bueno.


El dibujo de la colección está realizado, en un principio por un dibujante de los 90 puro y duro, como es Joe Bennett. No es de los peores, pero bueno, podría ser mejor. Lo que pasa es que el guión es muy bueno y saca provecho del dibujante, que no molesta. Obviamente, los números dibujados por autores como Chris Sprouse y el retro-dibujo del anterior, Rick Veitch o el mítico Gil Kane, son mucho mejores, especialmente los de Sprouse, pero es agradable ver un dibujo noventero con un guión genial (a veces no porque deja claras las limitaciones aunque Moore trabaje con ellas). Un ejemplo, el número 53 en el que Supreme descubre un cómic en el que está dibujado lo que está pasando en el momento o el número 50, donde tenemos una conversación totalmente meta (una pasada de número muy bien hilado).

En definitiva, Moore escribiendo a un Superman sin pasado, dándoselo y dotando de coherencia todo su mundo al mismo tiempo que le hace correr aventuras imaginativas y que homenajean muchos momentos míticos de la historia del cómic con vueltas de tuerca que muchas veces sorprenden de verdad. Si queréis ver cómo es, cortesía de Google Libros, tenemos el primer tomo gratis para leer online (271 páginas en inglés).

jueves, 30 de diciembre de 2010

Blacksad: Un Lugar Entre Las Sombras y Arctic-Nation, de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido

Este debe el primer cómic escrito y dibujado por españoles que leo desde Los 4 Fantásticos de Marín, Pacheco y Merino, y poco o nada (más bien nada) tienen que ver ambas obras. No es porque rechace los español, es que pocas veces veo cosas que me llamen realmente la atención y, aunque llevo años (desde que salió, la verdad), interesado en leer álbumes de esta colección, no lo he hecho hasta ahora. Más vale tarde que nunca, dicen.

Blacksad es obra de los españoles Juan Díaz Canales (Madrid, 1972) y Juanjo Guarnido (Salobreña, 1967), dos autores que antes de esta serie, creo, no habían hecho nada en el mundo de la historieta así que, bravo, porque su debut a atraído la atención de Francia e, incluso, los USA, así como también, por supuesto, en nuestro país, aunque siempre nos cueste más admirar lo que tenemos, ya sabéis.

En cualquier caso, aquí estamos ante una colección ambientada en una especie de USA de los años 50, el mejor lugar para desarrollar el tipo de historias que aquí se cuentan, las del género negro de detectives, las de damas en peligro, protagonista duro y malos con poder. La peculiaridad del tebeo es que usa animales antropomorfizados como protagonistas (y de manera muy convincente, elegante y pertinente). Pero, la verdad, ahí se acaban las diferencias porque la historia de la colección es bastante normalita, incluso muy vista por momentos, sin demasiado misterio. Ojo, eso no quiere decir que sea mala en cuanto a ejecución, diálogos y demás, pero la historia carece de vueltas de tuerca como para sorprender. En cualquier caso, ya en el segundo álbum, ése es un defecto mucho menos evidente, por lo que seguiré leyendo con ganas de que la cosa mejore aún más.

Pero, seamos objetivos, aquí la verdadera estrella no es el guión, ni parece pretenderlo a pesar de que se lee muy a gusto, sino que consciente o inconscientemente, da un paso atrás en favor del lucimiento del dibujo. El trabajo del granadino Juanjo Guarnido se ha llevado muchos elogios (incluso de gente como Will Eisner, Neal Adams, Jim Steranko, Joe Kubert o Stan Lee), y no es para menos. Lo primero que hay que decir es que su uso de los animales llevados al mundo humano no podría ser más brillante ni hecho con mayor naturalidad, de tal forma que, pasadas unas páginas, empiezas a cuestionar el tema e, incluso, le añade más encanto y expresividad. Y después, bueno, simplemente es que es un dibujo espectacular, perfectamente narrado, precioso, detallista, gran creador de ambientes, con un buen uso de los colores... No creo que haya nada más que echarle un ojo a un par de páginas para comprobar a qué me refiero.

En definitiva, ¿merece la pena comprar álbumes de esta colección si el dibujo está tan por encima del guión? Sí. El guión, como digo, estará lleno de tópicos y demás, pero supongo que también sirve de homenaje a todas esas historias negras que conocemos desde hace décadas y, además, se lee bien, tiene diálogos entretenidos, a veces inspirados y no comete errores ni se complica, cuenta su historia y ya está. Lo bueno es que esa historia, más o menos simple, está ilustrada con una maestría inusual que eleva el resultado a cotas que no podría soñar de otro modo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

We3, de Grant Morrison

Es maravilloso poder disfrutar de pequeñas joyas, de momentos, de escenas e instantes, concentradas en poco espacio, porque el viaje, si bien corto, se hace intenso y sin un segundo de descanso. Más o menos éso le pasa a We3, la serie limitada de 3 números publicada por Vertigo en 2004 (publicada por Planeta en un tomo de 9 euros), escrita por Grant Morrison y dibujada por Frank Quitely.

La premisa que plantea el guionista escocés es, a partes iguales, "una ida de olla", una genialidad y, en el fondo, un simple paso adelante en lo que podrían ser las tristes aplicaciones de la experimentación con animales. Como sabemos (sino, os lo digo), Grant es un gran defensor de los derechos de los animales y vegetariano, y en muchas de sus obras deja caer sus ideas al respecto. Animal Man fue una colección bastante apropiada para hacerlo antes de convertirla en un viaje para romper la barrera entre la realidad y la ficción, y aquí lo hace también: los protagonistas de la historia son 3 animales (Bandit o 1, Tinker o 2 y Pirate o 3, un perro, un gato y un conejo, respectivamente) modificados por unos científicos que trabajan para el gobierno, con el objetivo de usarlos en diferentes misiones militares.  Cuando comienza la historia, tenemos a los animales realizando su último servicio antes de que el cabecilla del ejército decida que ha llegado el momento de que su "carrera termine". Pero la científica que los ha entrenado, no puede evitar sentir remordimientos y no quiere verlos muertos, lo cual dará lugar a una persecución llena de muerte y acción.

El argumento, como digo, parte de una premisa original e interesante y su desarrollo, puede parecer simple, pero en mi opinión lo que es simplemente magistral y perfectamente engarzado. Si por simple, eso sí, hablamos de historias sin varias historias paralelas, giros completamente inesperados y gran complejidad narrativa, entonces sí, ésta es una historia simple, pero no lo lean como algo malo, sino como que están ante un cómic que se lee muy bien (y que dura demasiado poco, pero quizá sea mejor así, quizá ésa sea su longitud perfecta) y en el que sí hay dos cosas complejas, una de ellas cortesía del señor Morrison, que uno no siempre esperaría ver en una historia así: la pasmosa y aparente facilidad con la que el guión consigue que el lector se encariñe con los protagonistas a través de sus limitado vocabulario y acciones, es impresionante, llegando realmente a importarnos qué les ocurre a los protagonistas y a transmitirnos personalidades y emociones de manera muy directa.


Eso sí,esto no hubiera sido posible sin la colaboración de su compañero en muchas aventuras, de uno de sus amigos más cercanos y, quizá, el dibujante en el que más confía Grant Morrison, y no sin razón, el excelso dibujante de Frank Quitely. Por un lado, sin duda consigue vender a los protagonistas y apoyar el guión para conseguir que les queramos después de pocas páginas. Por otro lado, lleva a cabo un trabajo de experimentación y juego narrativo que es realmente deslumbrante, y siempre sin perder de vista que un cómic es para leerlo, por eso se lee tan bien. Y, por último, tenemos que su dibujo espectacular, imaginativo y enfermizamente detallista, tanto que es incluso posible que sea demasiado para algunos, ya que unir ese detallismo a su famosa absoluta falta de miedo a dibujar lo que sea, nos deja algunas viñetas y escenas realmente perturbadoras.

No es la obra más trascendente del mundo del cómic, pero es una que gustará a una gran variedad de público, tanto experto en el noveno arte como más novato, y una joya que saca lo máximo de su simpleza y consigue tejer una historia emocionante, violenta, cruda y maravillosamente dibujada que termina muy rápido pero, quizá, justo en el momento que debería. Si veis el tomo, regalárselo a alguien o comprároslo, dependiendo de vuestros gustos, pero creo que es un gran regalo. Por cierto, no sé en qué tamaño estará editado, supongo que en el normal, pero son obras como ésta por las que merece la pena hacer ediciones grandes para disfrutar del dibujo.

martes, 28 de diciembre de 2010

Rurouni Kenshin 15-28, de Nobuhiro Watsuki

Y, bueno,ya me he terminado la serie. Reconozco que he sido algo exagerado pero cuando la colección se lee muy bien, es entretenida y quieres ver más, y cuando estás acostumbrado a leer cómics en inglés, todo se lee muy rápido.

Así pues, ya tengo un balance general del manga y, desde luego, es una historia muy interesante, con matices históricos, personajes entrañables, enemigos complejos y líneas argumentales que dejan de lado lo más sencillo y lineal para realmente trabajar las historias de modo que todo encaje bien y fluya de modo natural: varias líneas argumentales, personajes que no desaparecen porque se termine un arco, caminos que se desvían de lo marcado... Es bonito ver cómo todo se va uniendo hacia las confrontaciones finales que, por otro lado, al igual que todas las peleas de la serie, tienen un punto fuerte desde mi punto de vista (creo que ya lo dije en la reseña de los anteriores números): se basan en las técnicas y en su conocimiento, en el aprovechamiento de las ventajas, en factores inesperados... no en que cada vez te encuentras con alguien más fuerte y punto. Eso, unido con que no había dos peleas estructuradas igualmente, la cosa ha estado muy bien.

Argumentalmente, la segunda parte de la serie termina con el enfrentamiento con Makoto Shishio y compañía, un enfrentamiento con grandes escenas y tensión, y se ocupa del otro arco argumental principal que pone a un nuevo enemigo en el centro, Enishi Yukishiro, un enemigo relacionado con el pasado más personal de Kenshin, con una historia muy dura y varios momentos potentes. Inexplicablemente, según creo recordar, este arco no se incluyó en el anime. Supongo que es porque es tan duro que era complicado rebajarlo como el resto y en su lugar pusieron la saga ésa en la que Kenshin se queda ciego y hay cristianos y no sé qué (cuando llegue en el anime, lo veré, que ya no me acuerdo). Éste arco es uno que me ha gustado bastante en general y, por supuesto, tiene el interés de tener muchas cosas del pasado de Kenshin, aunque no sé si me gusta tanto como la de Shishio. Supongo que a nivel de temas no tienen nada que ver, ya que la última es todo sobre la venganza. Ah, por cierto, una cosa que me gustó mucho es la línea argumental de Sanosuke en la que encuentra a su padre, me apreció divertida y bien hecha (otra cosa que es una pena que no esté en el anime... que yo recuerde).

Después de todo, el manga termina con un salto temporal al futuro, en el que vemos a varios personajes y qué ha pasado con sus vidas. Personalmente no sólo me gustó, sino que me quedé con ganas de más (como me pasó con el final del manga de Dragon Ball) y el final, supongo, es el que los personajes merecen, o eso pensó el autor (parece que los responsables de películas y demás no) y yo estoy contento de que así sea.

Es un gran manga que no se eterniza sino que cuenta lo que tiene que contar y bien hecho, mezcla cosas clásicas del shōnen con temas históricos, cuenta una historia cruda de compromiso con los principios, de la política, de la amistad y de la violencia como solución. Cualquiera que espere un manga más con espadas (o en general), creo que se sorprenderá con la ambientación, con el cuidado en la explicación de las técnicas y armas (algo fundamental en la serie puesto que en ello se basan los combates), con momentos de gran dureza emocional y con personajes con los que te encariñas rápidamente. Creo que está claro, pero por si acaso: en resumen, me encanta.

lunes, 27 de diciembre de 2010

The League of Extraordinary Gentlemen Century: 1910, de Alan Moore

"Nuevo" (ya tiene unos meses) tomo de la gran obra de Alan Moore publicado en España, en la que homenajea con pasión la literatura, la historia y los héroes de los últimos siglos. El presente tomo, se ve duramente lastrado en cuanto a su disfrute, por dos factores:

1. En España no se ha publicado la obra de 2007 The Black Dossier, que hace de puente entre el Volumen II de la colección y el tomo que voy a comentar ahora. Siendo justos, no es un problema de que Planeta no haya tenido el buen gusto o el valor de hacerlo (que tampoco hubiera sido raro ni nada por el estilo, ya que las editoriales españolas a veces hacen cosas extrañas), sino de que no se ha publicado en ningún sitio, que yo sepa, fuera de los USA por problemas de copyrights (WildStorm/DC Comics regrets to announce that “The League Of Extraordinary Gentlemen: The Black Dossier," by Alan Moore & Kevin O’Neill, will only be published in the United States due to international copyright concerns and related issues.). Por cierto que en los USA ya no lo edita bajo el ala de DC o su ABC, sino Top Shelf Productions.

2. Este es la primera parte del Volumen III de la colección, Century, y aunque se lee como algo individual, tiene demasiados cabos sueltos. No sé hasta que extremo, pero lo mejor para disfrutar de la historia, sospecho que será leer las tres partes después de haber leído The Black Dossier, cosa que no he hecho, y de ahí este comentario.

Y es que este último cómic de la serie del barbudo de Northampton, no he podido disfrutarlo tanto como los anteriores porque me ha resultado un salto muy grande desde el último volumen que leí. Obviamente, tendré que comprarme por internet el tomo de The Black Dossier y, quizás, juzgar el volumen en su conjunto más que por este primer capítulo (What Keeps Mankind Alive), ambientado en 1910, como comienzo de lo que será un repaso a épocas bien diferentes y distantes de la victoriana original, y que completará con un capítulo ambientado en 1969 (Paint It Black) y otro en 2009 (Let It Come Down).


Pero, claro, si se dan cuenta, hasta ahora no he dicho que sea una mala obra, simplemente que pierde por esos factores y que estoy seguro de que ganará en las circunstancias apropiadas. Y es que, no es mala, es Moore, no hace nada malo para mi gusto, sólo cosas que pueden no gustarte porque no te gusta el género. Es así. En este caso, Moore sigue con lo que estaba haciendo anteriormente en la colección pero con nuevos personajes (a penas sobreviven personajes de la anterior encarnación, cosa que, cuando pasen aún más años, será del todo evidente: sólo los inmortales seguirán rondando) y una nueva época que explorar, pero eso, dejando las cosas un poco a medias. La verdad es que hay muchas cosas y conceptos interesantes pero, como suele ser habitual con la serie, las referencias son numerosas y no siempre sencillas de asociar (por ello tener aún más falta de datos por no haber leído algo de la serie es peor aún), por lo que sólo los más dedicados le sacarán el mayor jugo posible. Por cierto que una de las historias que se desarrolla en el tomo es un musical, cágate, basado en The Threepenny Opera adaptación de The Beggar's Opera, del siglo 18. Tela marinera (nunca mejor dicho :P) y un uso del formato de lo más interesante y, al final, bastante más efectivo de lo que podría parecer aunque, claro, el musical es un formato muy sonoro, algo que aquí falta. En cualquier caso, lo que seguro consigue este tomo es dejar las interrogantes suficientes y adecuadas como para mantener al lector esperando a las respuestas pero, ¿se podrán desarrollar eficazmente en una historia situada casi 60 años después? Lo veremos.

El dibujo de Kevin O'Neill es, como siempre, el mejor socio para Moore, con su enfermizo detallismo, su perfecta narración y ambientación, su rechazo a no dibujar todo lo que se le pida, como siempre. Como siempre también, no es un dibujo que destaque por su belleza, pero creo que ya es el único y perfecto asociable a esta colección.

En resumen: cualquiera que esté leyendo la serie, es obligado, pero leed antes The Black Dossier, que seguro que viene bien. Los otros dos volúmenes restantes saldrán en (por ahora, que las fechas cambian mucho) Julio de 2011 y 2012.

P.D.: si alguien me ayuda, lo agradecería. Miren esto y comenten. ¿Llamar a Moore "el bardo de New Hampshire" no es una cagada enorme? Pregunto porque todo el mundo lo copia de la web de Planetacomic sin pensar y yo ya dudo de mí mismo.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Tom Strong 1-7, Alan Moore

Tras su totalmente recomendable etapa en Supreme (estoy releyéndola, así que por aquí aparecerá tarde o temprano) Alan Moore dijo que quería seguir haciendo un poco más de eso de recuperar el espíritu de los cómics del pasado, esta vez con nuevos personajes y en una nueva línea. Así, nació America's Best Comics (o ABC) que tiene un título sin duda ambicioso y unos resultados a la altura, con colecciones muy diferentes como The League of Extraordinary Gentlemen, Promethea, Top 10 o la que nos ocupa, Tom Strong (colección que se publicó entre junio de 1999 y febrero de 2006, durante 36 números y que tuvo una especie de "spin-off" titulado Tom Strong's Terrific Tales, que duró 12 números).

Y cuando Alan Moore se pone a hacer algo, sea lo que sea, como lo que es, es un producto de alta calidad. Y en este caso no es menos. Aquí nos encontramos ante un retorno al espíritu aventurero familiar más clásico (a veces reminiscente de los 4 Fantásticos, pero que realmente viene de mucho antes con referencias claras a Tarzán o Doc Savage) que empieza con el relato de un matrimonio que termina en una perdida isla con propiedades especiales donde quieren criar a un hijo sin contacto con nadie durante sus primeros años de vida y estimular sus actitudes físicas y mentales al máximo. El resultado es Tom Strong, actualmente casado con una mujer de la tribu de la isla, con una hija y a punto de cumplir los 100 años, científico, arqueólogo, explorador, defensor, padre y marido.

En la colección, igual que introdujo en Supreme, Moore explora el pasado en muchas ocasiones con aventuras de corte muy clásico mientras que en el presente, aún siguiendo este tipo de esquemas, se da más oportunidades para dejar volar la creatividad, como con el hombre modular. Y todo es una maravilla para mi gusto. El regusto de aventuras clásicas que suena familiares, conocidas (nazis, viajes en el tiempo, invasores de tierras paralelas...), pero a la vez nuevas, la sensación de maravillar, el entrenamiento, y esos detalles marca de la casa, como el meta-cómic del primer número (por nombrar uno), todo convierte a esta colección en una impecable historia que nos recuerda a los tiempos mejores de la industria. Supongo que éso intentaba.

Pero la serie no sería tan especial si no fuera por el cuidado apartado gráfico. El ilustrador principal y creador de los diseños es el excelso Chris Sprouse, un dibujante y narrador clásico pero detallista y con resultados de una gran belleza plástica. Personalmente me parece una gozada cada una de sus páginas y lo bien que se complementa y adapta al guión de Moore. Para acompañarle y conseguir crear una diferenciación clara entre escenas del pasado o futuro, acompañan a Sprouse dibujantes de la talla de Art Adams, Jerry Ordway, Dave Gibbons y Gary Frank, que son una garantía de hacer las cosas, por lo menos, bien, aunque, quizá exceptuando el último, no terminan de estar a la altura o de encajar en la colección.

En definitiva, si veis los tomos que publicó Norma (6 tomos de cartoné con toda la colección), no dejéis de echarle un vistazo o, bueno, ya sabéis otros modos de hacerlo. Muchos calificarán ésta de obra menor dentro de la carrera de Moore, y quizá lo sea pero, ¿es justo hablando de quien estamos hablando? Por no decir que no hay un cómic mejor que éste en lo que intenta, así que, si os gustan este tipo de aventuras clásicas, este tipo de homenaje al propio origen de los superhéroes, sabed que esto está escrito por Alan Moore, así que no puede ser malo (sí, lo sé, puede serlo, pero no es el caso).

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Las Ciudades Oscuras 1: Brüsel, de François Schuiten y Benoît Peeters

[Agradezco a Antò la recomendación. No os cortéis y dejadme recomendaciones que me gusta leer cosas nuevas. Eso sí, aunque el post anterior y éste no sean de ese tipo, en el título del blog pone "especialmente americano" por algo: es lo que más leo. Pero he leído manga y europeo, claro, simplemente mucho menos.]

Brüsel (nombre de la ciudad que, obviamente, hace referencia a Bruselas) es el primer capítulo en una serie de álbumes creados por el belga François Schuiten y el francés Benoît Peeters, Las Ciudades Oscuras (Les Cités obscures), que, además, se ve enriquecida con material adicional como libros de ilustraciones, guías de viajes, mapas de países imaginarios, cuentos ilustrados, libros con artículos de periódicos supuestamente reales, páginas web, CDs, falsos documentales en DVD... Lo cual, sin duda, le añade un punto más a la serie, que con todo ese material, no hace sino dar coherencia y potencia al mundo imaginario en que transcurren sus historias. Y es que si bien la colección transcurre en un mundo paralelo al nuestro, un mundo irreal, las coincidencias con el nuestro propio, son siniestramente habituales, lo cual siempre deja una sensación, probablemente acertada, de que se está hablando de cosas que nos ocurren, o han ocurrido, a nosotros. La colección, por cierto, la edita en España Norma, y este primer número vale 14€ y tiene 120 páginas.

En este primer número en concreto, nos centramos en la historia a través de un personaje, Constant Abeels, un simple florista que está reformando su tienda y que, antes de su reapertura, con la gran novedad de las plantas de plástico, recibe la visita de un prestigioso doctor muy interesado en el concepto. Después, le cortan el agua y el teléfono, así que decide hacer una visita a la administración, donde conocerá a la activista Tina. Todo esto, con una terrible tos que no se pasa con nada. Con este simple punto de partida, y por diferentes casualidades, Constant va encontrándose con diferentes personajes y en distintas situaciones, simplemente queriendo que alguien le cure la tos y le dejen abrir su floristería en paz.

El argumento del número va evolucionando de tal forma que nos da un asiento de primera para asistir como espectadores a las idas de olla, extravagancias y extremismos de los personajes que aparecen en las páginas y, en el centro de todo, el progreso, la modernización de instalaciones, ciudades, de la medicina... Los personajes que se cruzan con el pobre Constant están muy bien retratados, primero, de forma sutil, con gente que sólo quiere que el progreso avance en el mundo y, después, como gente a quien el árbol no deja ver el bosque, miopes que creen que el progreso ha de aparecer a costa de todo y se olvidan de las personas. Creo que toda esta sensación está perfectamente recreada, con mucho humor e ironía, de forma que el lector ve como esta realidad paralela, con actitudes que a veces recuerdan tanto a las nuestras (a veces son esperpentos, pero a veces no tanto, por desgracia), toma vida y se precipita hacia el desastre.

Por otro lado, cabe destacar que la arquitectura tiene en este álbum una fuerza especial, así que quienes tengan un interés en el tema, lo verán como un aliciente más, y probablemente lo hagan gracias al trabajo, estupendo trabajo, de Schuiten que traza diseños imaginativos que mezclan lo realista con lo reminiscente de Verne (y sus Viajes extraordinarios) y siempre ayuda a conseguir recrear este mundo irreal al mismo tiempo que contribuye al esperpento de la propuesta. Pero, por supuesto, en el resto también se luce. Como digo, de corte muy realista, especialmente en todos los entornos, fondos, edificios y demás, gran narrador y expresivo, aunque el elemento humano a veces queda en un segundo plano de calidad (detalle y color en ocasiones fallan más aquí que en lo inerte), pero no es nada grave y más algo mío que un problema para disfrutar la obra.


Una desquiciada crítica enmarcada en un mundo paralelo muy parecido al nuestro, con grandes personajes (me encanta Tina: está como una chota), mucha ironía, situaciones absurdas y un dibujo muy bueno, desde luego es un álbum que puedo recomendar a cualquiera que disfrute del cómic europeo y a quien le haya picado la curiosidad, porque es una obra muy interesante.

martes, 21 de diciembre de 2010

Rurouni Kenshin 1-14, de Nobuhiro Watsuki

Aprovechando que Glenat está anda ahora reeditando en su línea Big Manga de manera integral el gran manga Rurouni Kenshin (en 22 tomos)... bueno, mejor borren eso, que es información pero no la realidad: aprovechando que ha caído en mis manos la edición de Glenat en su línea Shonen Manga del gran manga Rurouni Kenshin (28 tomos), después de tantos años y siendo yo un gran aficionado al anime, voy a comentar qué me ha parecido el manga en la primera mitad de la serie.

Primero, para quienes no lo conozcan, decir que el argumento, brevemente, nos hace seguir a Himura, un vagabundo samurai con una espada de filo invertido que intenta hacer lo que es justo (ayudando a los demás y siempre sin matar) durante la era Meiji del Imperio de Japón, sabiendo que no es una época en la que la mayoría de los políticos sean menos corruptos que en la anterior época (el Bakumatsu de la Dinastía Tokugawa),de la que él ayudó a salir en las tropas matando a mucha gente y se le terminó conociendo como Hitokiri Battōsai, el despiadado asesino. Así pues, es un relato con fuertes componentes históricos y políticos basados en hechos y personajes reales, así como, lo que es igualmente importante, una historia de redención y perdón.

En el tomo 14, nos encontramos en medio de lo que es el arco argumental más largo y complejo de lo que llevamos de serie (he elegido este tomo para el comentario porque es el del medio de la serie, no porque haya terminado nada especialmente), el que enfrenta a Kenshin y aliados contra Makoto Shishio (sucesor en el cargo de asesino del propio Kenshin y traicionado por el gobierno quien intenta librarse de él quemándolo vivo) y sus Juppon-Gatana o diez espadas. Y digo compleja por algo: cantidad de personajes nuevos, líneas argumentales, planes que solapan con otros planes, peleas que no se ajustan a lo común ni al camino más fácil... Sin duda es una saga construida con mucho cuidado en todo momento, no sólo en los temas de los duelos o descripción y análisis de las técnicas de combate, algo que es habitual en la serie, sino por el uso de los personajes y por la complejidad de algunos de ellos.

En tomos anteriores, sin duda la serie sabe usar el esquema clásico de los shonen sin ser irreal o exagerado, manteniendo una cosa por encima de todo: las luchas de poder entre los contendientes no dependen de elementos sobrenaturales sino de estudio de técnicas, de entrenamiento y de la compresión y lectura del adversario. Esto no es como Dragon Ball donde, simplemente, los enemigos y héroes van aumentando de poder pero siempre hacen lo mismo. A parte, por supuesto, la historia va creciendo poco a poco, dando detalles del pasado de los personajes cuando es necesario (y eligiendo muy bien el obviar el, obviamente interesante, pasado del protagonista fuera de lo básico), explicando técnicas, escuelas, leyes, batallas o periodos históricos, ofreciendo peleas satisfactorias y sencillas, peleas complicadas y truncadas, trabajando los sentimientos de los protagonistas sutilmente, añadiendo clásico humor japonés (físico, verde, etc.)... Creo que lo mejor que se puede decir del manga es que no se conforma con hacer siempre lo mismo y, gracias a ello, consigue regalarnos una lectura entretenida, interesante y bastante adictiva.

Por otro lado, está bien comentar que el manga es bastante más crudo, cruel y violento que el anime el cual con cambios más o menos sutiles se adapta un poco al medio cortándose bastante en ciertas cosas. De todos modos, no es un manga fundamentalmente oscuro pese a los personajes oscuros y la sangre, sino optimista de base y que apela a la vida. Personalmente, y no he leído casi nada de manga en mi vida (y curiosamente la mayoría del que he leído también lo he disfrutado en versión animada), me parece una lectura muy interesante, con un buen dibujo que brilla en las peleas (aunque tiene un par de momentos de confusión) y un guión que siempre deja con ganas de más.

lunes, 20 de diciembre de 2010

The Authority vs. Lobo: Jingle Hell!, de Keith Giffen y Alan Grant

Como estamos cerca de las Navidades, pues me he decidido reseñar este número especial navideño. ¿Por qué éste y no uno bueno? No pregunten. Simplemente me he encontrado con él y, bueno, ahora les cuento.

Escrito por Keith Giffen y Alan Grant y dibujado por Simon Bisley, este especial navideño (que podríamos encuadrar, por decir algo, al final del volumen 1 de la serie, el mejor para la mayoría) nos cuenta como la pequeña Jenny se aburre en Navidad porque nadie le hace caso. Vagando por el transporte se encuentra con un cómic (concretamente The Lobo Paramilitary Christmas Special un clásico de las gamberradas de este personaje que tanto me ha divertido siempre y que hasta tuvo su adaptación a imagen real en un corto que no he visto pero que tiene buena pinta pese a su bajo presupuesto) en el que ve a Lobo matando a Santa Claus y exige a sus mayores que le encuentren y maten. Cuando Midnighter va a enseñarle al polo norte la realidad, que el cómic sólo es una fantasía, se encuentran con algo inesperado.

El resultado es un cómic que es, básicamente, una pérdida de tiempo y dinero. Si se quiere leer obras divertidas e intrascendentes, de los mismos protagonistas ya las hay. Ejemplo, The Authority: Kev o cualquiera de las aventuras anteriores de Lobo. No he leído los otros cruces entre estos personajes, pero supongo que no serán tan poco recomendables, la verdad. Y es que este cómic no tiene nada especialmente destacable. Por parte de Authority, el grupo no está especialmente bien usado ni es especialmente divertido, y lo mismo por parte de Lobo, un personaje que aquí se ve reducido a mero comparsa, cuando en realidad podría haber dado más juego. Y ésa es quizá la mejor forma de resumir el cómic: si bien no es horrible, todo te hace sentir que podría haber sido mejor, más interesante o más divertido. Es una pena porque el cruce podría haber tenido mejores resultados. Al dibujo está Bisley que sólo sabe dibujar de una forma: feo, grotesco, violento, bien narrado, pero repulsivo y sin echarse atrás con nada de lo que le manden dibujar por extraño o desaconsejable que sea. En definitiva, hace un trabajo en su línea con algunos momentos espectaculares pero con sus defectos de siempre.

Lo mejor del cómic quizá es la premisa y, aún así, tiene un par de cosas complicadas de encajar (y mira que es sencillo): ¿están entonces en el mismo universo? ¿el cómic es un universo diferente o directamente ficción? Por lo menos usan un argumento de los que contó Ellis y sus consecuencias para apoyarse y empezar, pero el resultado es un cómic que no dolerá demasiado leer a nadie, supongo, pero que no entusiasma y nos hacer sentir ante una oportunidad perdida.

domingo, 19 de diciembre de 2010

52, de Geoff Johns, Grant Morrison, Greg Rucka y Mark Waid

[Me he encontrado en un archivo algunas reseñas y artículos que escribí en el blog de cómic, ahora desaparecido, Volatilis. Ya que es fiesta estoy vago y me ha parecido curioso, recupero uno de ellos. No sé si lo haré alguna otra vez, pero puede, porque me hace gracia leer opiniones con unos años.]

52 razones para seguir creyendo en el cómic de superhéroes

No, no voy a hacer una lista de 52 razones por las que hay que seguir creyendo en el subgénero del cómic de superhéroes, lo que voy a hacer es hacer una pequeña reseña del buen sabor de boca que me ha dejado la "serie limitada" 52, que ha terminado hace poco en España.

Primero decir que, como comentaba Pedro, Planeta ha cumplido su propósito contra todos los pronósticos y ha publicado una serie semanal de 52 números en un año. Sí, ha habido semanas en las que han llegado un poco más tarde los cómics pero la cosa se ha ido compensando y la todo ha salido bien. El formato era barato (¿o justo?), correcto y agradable, además. La serie completa, que ignoro si recopilarán en tomos o algo así, ha costado 92,75 euros (si no os salen las cuentas es porque el número 52 es doble) que, visto así, joe, es una pasta, pero sale a unos 7,73 euros al mes, que es algo aceptable (en tomos la cosa tendría que haber sido algo más barata, eso sí, pero con unos 6,5 por tomo de 4 me hubiera valido: sigue soñando). En los U.S.A. la cosa se recopiló en 4 tomazos, cosa que no descarto que pase aquí. Pero bueno, el caso es que lo han hecho bien y, en consecuencia, intuyo que han vendido muy bien.

Segundo comentar que ahora comienza Countdown(Cuenta atrás) y, yo no lo sabía, también es una serie semanal que va de 51 hacia atrás (creo que sobraba, pero bueno) pero que, esta vez, será publicada en tomos mensuales. Dicen que es porque es bastante mala o, por lo menos, muy inferior a 52 y que la cosa no aguantaría el escrutinio semanal de nuestros críticos ojos. Lo que sea, pero el primer tomo, que incluye 4 números... ¡vale 7,95! ¿Veis el sentido de ese "sigue soñando" tan doloroso de antes? El precio es casi 1 euro más que el precio de los 4 números sueltos... pero claro, hay que tener en cuenta que es un tomo y que, al fin y al cabo, los números de 32 páginas normales hoy en día se han puesto a 1,95 y que los 1,75 de 52 eran especiales. Aún así, podrían haberse estirado un poco porque, ni aunque valiesen 1,95 el precio por separado llegaría a ése: sería 7,8 euros (aunque tenga algunas páginas más de complemento, vale, es verdad). Pero bueno, llueve sobre mojado: vamos a la colección en sí.

52 es una serie con muchas virtudes pero también es una serie que, con tantos números no puede ser siempre genial y tiene sus altibajos. Lo bueno que tiene la serie es que, por muy bajo que caiga, siempre está bastante por encima de la mayoría de cómics que se han publicado en el género en el último año. Y es que, si algo se puede decir de esta colección es que es constante, constante, coherente y circular, aunque abierta, cosa normal teniendo en cuenta que se dedica a llenar un hueco de una año con lo ocurrido antes de los nuevos números uno de todas las colecciones de DC después de la penúltima crisis.

Las constantes son varias y son la clave de su éxito y de su atractivo:
- Los protagonistas de la serie son personajes secundarios o que normalmente no están en las portadas: Booster Gold, Ralph Dibny,John Henry Irons, Animal Man, Starfire, Adam Strange,Black Adam, Will Magnus, Rip HunterThe Question o Renee Montoya son los protagonistas de las historias que aquí se cuentan. Los personajes están bien construidos y sus historias, aunque muchas veces terminan cruzándose, son diferentes y hechas a su medida, en su ambiente y género.

- Guionistas: Geoff Johns, Grant Morrison, Greg Rucka y Mark Waid se han encargado de los guiones de la serie, escribiendo cada uno ciertas partes dedicadas a un personaje en concreto y dando lo mejor de sí mismos pero, a la vez, no tratando de ser protagonistas sino de mantener una coherencia y una cohesión que, pese a sus diferentes estilos, hace que casi pudiéramos pensar en un único y genial guionista. Creo que poco se puede decir para alabar su tarea.

- Dibujo: hay bastante dibujantes a lo largo de la colección aunque hay 2 ó 3 que se pueden considerar los oficiales de la serie por haber hecho más números que nadie. De todos modos, eso podo importa porque, pese a todo, se han mantenido una coherencia artística asombrosa pese a los diferentes estilos. ¿Cómo? Pues, creo, gracias a que Keith Giffen hizo los bocetos de todos los números, circunstancia que ha conseguido una cohesión narrativa de agradecer.

- Por último: la serie es muy buena, maneja muchos conceptos interesantes, muchos géneros, explica muchas cosas y, cuando termina, lo hace de manera fabulosa.

En fin, no tengo más que decir. Los que no hayan seguido la serie, ellos se lo pierden. Los que no la han podido seguir siempre semanalmente (y yo he sido uno de ellos), han tenido la suerte de no quedarse con ganas y poder leer varios números seguidos.

Ahora vienen la III Guerra Mundial y la ya mencionada Countdown. Parece que no están a la altura de lo que hemos leído aquí pero bueno, habrá que esperar hasta ver si nos traen algo bueno. Puede que Final Crisis consiga lo que no han conseguido (aunque creo que el título es pretencioso y falso por definición), o no. Habrá que esperar: Ya hemos esperado 52 semanas, qué importan algunas más.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Fantastic Four: The End, de Alan Davis

Esta miniserie es otra de las que compré en el Expocomic de este año y también en su edición USA (en España Panini lo publicó en uno de sus tomos 100% Marvel hace 3 años). La verdad es que las ediciones tienen mucho mejor papel y portadas, pese a la publicidad que, concretamente en la que toca hoy, es bastante abundante (como en casi toda la grapa USA). Bueno, que me lío, al turrón.

Si Fantastic Four: The End no estuviera dibujada (como mínimo) por Alan Davis, no la habría comprado, lo reconozco, a no ser que el guionista me gustara especialmente. Pero está guionizada y, sobre todo, dibujada por Davis, que es un maestro del dibujo, de la narración, de lo fantástico y con una capacidad de maravillar con su preciosista ilustración que pocos han conseguido igualar. Como guionista, ya lo comenté, tiene muchas virtudes y su mejor virtud es que no suele tener grandes defectos, que suele ser correcto, interesante y que trabaja a los personajes según hay que hacerlo, sin inventar o intentar cosas raras. Dicho éso, ¿qué tal su trabajo en este cómic? Creo que intenta tocar demasiados palos, hacer aparecer demasiados personajes, que ocurran demasiadas cosas de forma paralela y, en ciertos momentos, se pierde un poco o da un paso extra innecesario en los diálogos. Si este mismo argumento hubiera estado guionizado por Claremont y dibujado por algún medianías, este cómic no sacaría la cabeza de la mediocridad y su lectura se haría eterna. Pero no es así.

Como digo, lo peor de esta miniserie, es que sufre de un "quien mucho abarca, poco aprieta". En su intento de hablar de la mayor cantidad de personajes posible, Davis traza una historia que tiene 3 ó 4 historias solapándose al mismo tiempo (y no siempre, se cruzan o, incluso, tienen que ver lo cual, por el lado bueno, permite al autor desarrollar a los personajes por separado también) y, en todas, con gran cantidad de información y diálogos que similar, por lo que creo que al final resulta algo recargado: cuando la historia termina tienes la sensación de que no sabes muy bien qué ha pasado, pero ha pasado (o, incluso, tenemos alguna solución algo facilona poco digna). Sinceramente, me parece una pena porque, ahí sí da en el clavo, escribiendo a la primera familia de Marvel (y en general a la mayoría, pero es normal que se centre en ellos más) hace un trabajo estupendo, dejando claro que sabe qué son los personajes, cómo son y cuáles son los temas que deben asociarse a ellos. El argumento, de todos modos, no me malinterpreten, no es que esté mal, es que está mal manejado: no digo que no tenga que pasar nada, sino que hay un término medio que no sé si se podría haber arreglado, quizá, con un número más o realmente es un problema del planteamiento. Además, hay un trabajo muy interesante en cuanto al uso que se da al futuro y los avances científicos que Reed es capaz de llegar a poner sobre la mesa de verdad y, faltaría, temas familiares y de herencia inundando todo.

Del dibujo, personalmente, no creo que haya que añadir nada: es soberbio y es el único posible para hacer que esta historia sea legible y asimilable. Un proyecto ambicioso, sin duda, pero que quizá lo es demasiado al final. Eso sí: el dibujo, la narración, los conceptos, las escenas de acción, el trabajo de los personajes (juntos o por separado), son tan buenos, que la mayoría disfrutará sin ponerle muchas pegas a esta miniserie.

jueves, 16 de diciembre de 2010

1985, de Mark Millar

El pasado fin de semana me pasé por el Expocomic en Madrid. Como era de esperar, me compré varias cosas pero, ya que huí a tiempo, no me gasté todos mis ahorros ni hipotequé una casa que no poseo. Entre lo que compré, estuvieron dos paquetes de material original con dos miniseries. La primera fue este 1985 ó Marvel 1985, de 2008, que siempre me había resultado curioso pero que nunca terminé por comprar (Panini la publicó el año pasado en 3 números a 3,50€ cada uno) o leer y el tipo que me la vendió lo hizo con 7 cómics dentro en vez de 6, ya que el pack incluía los dos números 1 con diferentes portadas (un detalle). Os voy a contar qué me ha parecido.

1985 transcurre en, podríamos decir, una tierra que, en un principio, se podría decir que es la nuestra (después se verá que no exactamente, no), un mundo en el que no existen los superhéroes ni los villanos y un mundo en el que los cómics de Marvel se publican como en el nuestro. El protagonista de la historia es Toby Goodman, un jovenzuelo de 1985 cuyos padres están divorciados (su padre, por cierto es un músico sin mucha pasta que sabe de cómics, un perdedor que mola, una estampa que hemos visto mil veces, pero que queda bastante bien retratada). Y, claro, es un auténtico friki de los cómics de Marvel, un "Marvel Zombie" (en 1985 aún tenía sentido el término, hoy... menos). En un paseo con su padre, pasan por la casa de un viejo amigo de éste que están vaciando y Toby cree ver a Cráneo Rojo en una ventana. ¿Estará volviéndose loco el chico? Bueno, no contaré más del argumento, que sino no tiene sentido leer la miniserie.

Desde mi punto de vista, nos encontramos ante una historia que se lee con gusto y que nos deja cosas del otro Mark Millar que aflora de vez en cuando. Sin duda, toda la colección es un canto, una carta de amor a la etapa clásica de los 80 de la editorial y a los lectores de la época, a la ilusión que podía despertar en un niño, así como un comentario, en ciertos detalles, a las diferentes actitudes hacia los cómics por parte de los aficionados de diferentes edades (eso sí, pese a varias referencias, pierde la oportunidad de hacer crítica sobre algunas cosas, quizá conscientemente, quizá por sugerencias de la editorial... o quizá sólo la pierde porque no le interesaba hacerlo). Después, dejando todo eso de lado, tenemos la historia, una historia que, en mi opinión, se desarrolla de forma interesante y contenida, hasta que tiene que explicarse y justificarse. En mi opinión, teniendo las herramientas que proporciona el universo Marvel, la historia falla a la hora de la conclusión y de darle una verdadera justificación y fuerza a las razones que motivan lo que ocurre. Entiendo que la intención es darle a la historia una perspectiva más personal y, es cierto, tiene un elemento interesante, un buen y desolador giro, pero que falla al final, en el clímax. En cuanto al "epílogo", sé que hay gente que lo ve un error, pero personalmente creo que la historia está perfectamente acorde con lo que necesitaba el argumento y no me parece mal: los cómics suponen un medio, como gran parte de la ficción, en el que la inmortalidad es posible.
En cualquier caso, hay otra cosa que no termino de ver y es que Galactus no es un villano como tal. En los 80 supongo que hubo momentos en los que se pudo ver más así, pero en general, incluso desde su primera aparición, está claro que lo que es es una entidad que no actúa por maldad (o por joder, que me gusta decir) o incluso ni siquiera por beneficio propio, sino que es un elemento más del balance universal, del mismo modo que la Muerte tampoco es un villano.

El dibujo del ilustrador Tommy Lee Edwards, creo que encaja bien con la historia y a la hora de capturar las diferentes atmósferas necesarias, alterando algo el estilo y colorido cuando cambia de mundo, lo suficiente como para que nos sintamos trasladados a un universo distinto. En general, creo que hace un buen trabajo y su estilo realista y oscuro le va bien al tono de la historia casi siempre. Especialmente me gusta su trabajo detallista y retrato desolador de la realidad de una ciudad pequeña cualquiera.

En definitiva, quizá no sea la mejor obra de Millar pero es uno de sus trabajos más interesantes y curiosos, y mucho mejor que algunas de sus obras más recientes como lo que hemos visto de Superior por ahora, que personalmente no me termina de convencer aunque veo sus buenas intenciones, o algunos de sus arcos en su nueva etapa con los Vengadores del Universo Ultimate. Pero, especialmente en su inicio, la miniserie supone un homenaje, una mirada nostálgica a una época diferente (y en muchos aspectos retratada como desoladora) y a los cómics que se hacían entonces, a veces quizá siendo demasiado sentimental. Tiene sus defectos, como hemos señalado, pero creo que es una obra con suficiente interés como para que hubiera tenido más repercusión.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

The Authority Vol. 1 #22, de Mark Millar

[Corresponde al número 27 según la edición española de Word Comics, aunque supongo que cualquiera que lo haya leído sabrá de qué número hablo.]

Voy a hablar de este número en concreto y no de otro o del resto de números del arco, por varias razones pero la principal es que es el último para la colección de ese genio del dibujo que es Frank Quitely (tras dibujar del 13 al 16, el 19 y el 20) y nadie podría haberlo dibujado como él lo hizo, nadie (después fue sustituido por Arthur Adams, que no es que sea malo, pero no es lo mismo). Otra de ellas es que éste es el inicio de la saga más censurada por DC, pero muy muy censurada (debido especialmente a temas del 11-S), provocando que Millar no volviera a trabajar con la editorial. Y, por último, otra muy importante es porque me encanta lo bestia directo y pasado de rosca que es este número que nos presenta a Seth Cowie, un ser creado por las corporaciones y gobiernos más importantes que están hartos de que el grupo se meta "donde no les llaman", a quien mandan a matar a todo el equipo y... bueno, más o menos eso es lo que hace.

Una de las señas de identidad de la etapa de Millar en The Authority es que el grupo se vuelve más irreverente contra las autoridades, más revolucionario, por lo que es lógico el paso que Millar toma con la historia Brave New World en la que los países que forman el G7 crean a Seth, le mandan neutralizar al grupo y lo sustituye por uno que hace lo que a ellos les viene bien. Además, a nivel de estilos y temas, Millar sigue con la línea de Ellis en cuanto a violencia y grandes argumentos, pero da un paso más allá incluso en la primera y en cuanto a temas sexuales (el asunto de Apollo y Midnighter, que hasta se casan y adoptan... ¡escándalo!), siempre forzando hasta el máximo lo polémico... hasta que se dio con un muro y decidió marcharse. Los temas de censura y demás, hicieron que hubiera diferentes problemas y discontinuidades con las historias, con baile de dibujantes y guionistas. Sinceramente, es por ello que no me he comprado el tomo segundo de Norma: compara con el primero, que tiene a Ellis y Hitch en estado de gracia y que faltan a ninguno de sus arcos, el siguiente tomo es más incoherente.

Pero, como estoy comentando sólo este número, será por algo, así que hablemos de él más concretamente. Este número es una maravilla a nivel narrativo y muy simple y directo a nivel argumental. Primero vemos a un grupo caminando hacia el transporte, que está estrellado sobre un desierto y después retrocedemos una semana para ver qué pasó. Y lo que pasó es que Seth entró en el transporte dentro de una repartidora de pizzas, neutraliza a Apollo, Midnighter, el Doctor, Swift, The Engineer y, finalmente, Jack Hawksmoor, sólo para descubrir que Midnighter aún sigue vivo y corriendo con la reencarnación de Jenny en sus brazos. Realmente el diseño de Seth, el bastardo de los seis mil millones de dólares, es genial y la sensación de que es ridículamente poderoso e invencible, está muy conseguida. De hecho, es que lo es, y así se ve en el resto del arco, ya que sólo se le puede vencer desactivando sus poderes con una frase especial. A alguno puede no parecerle especial el trabajo de Quitely en este número pero os recomiendo encarecidamente que lo comparéis con el trabajo de Adams (números 27 y 28) y Gary Erskine (número 29), que si bien es competente y, incluso, con buenos momentos, no puede compararse al sentido de espectáculo y genialidad narrativa del escocés: si todo el arco hubiera estado dibujado por él, sería otra cosa. Un ejemplo ya lo tenemos en el arco que dibuja el escocés completo, Nativity (13-16) y que nos presenta a una suerte de Vengadores algo degenerados.

En definitiva, simplemente es un número genial a pesar de que se hace extremadamente corto pero, personalmente, Seth es tan exagerado, que me encanta y el dibujo de Quitely es estupendo. Reivindico desde aquí la etapa de Millar, entretenimiento puro y desatado, lleno de brutalidad entretenida (Nativity, Earth Inferno y Brave New World), pero es una etapa que carece de coherencia gráfica y está llena de parches e interludios. Una pena.

martes, 14 de diciembre de 2010

Wolverine: The Best There Is #1, de Charlie Huston

Esta colección puede tener como subtítulo "The Best There Is" ("El mejor que hay"), pero desde luego está lejos de ser lo mejor que he leído del personaje de las garras. Antes de seguir, sólo comentar que sí, esto es una serie más que tiene a Lobezno entre sus protagonistas, en este caso, protagonista absoluto. ¿De verdad que en Marvel no han aprendido que la sobreexposición siempre tiene efectos negativos, aunque sea a largo plazo? Por lo que han hecho con Masacre y siguen haciendo con Logan, desde luego no lo parece.

En este primer número tenemos la primera parte de seis de la saga Contagion, escrita por Charlie Huston, cuyo currículo no está muy hinchado que digamos (y se nota), y dibujado por Juan Jose Pyp, del que no he encontrado nada, y se nota que tampoco es un veterano Juan Jose Ryp: irregular, inconsistente y no especialmente atractivo a nivel narrativo (pero tampoco malo), lo que sí demuestra es que puede tener futuro en la industria y que no se echa atrás a la hora de dibujar nada, algo que siempre he admirado, y tiene detalles buenos. Yo, le seguiría la pista a ver si con los años y las páginas, mejora y se asienta un poco más (aunque me equivocara con él por una letra, sigue siendo algo novato, pero ya no como yo creía, y a estas alturas ya debería haber mejorado las cosas que a mí no me gustan si fuera su intención). Ambos seguro que hacen lo mejor que pueden en la colección protagonizada por el personaje creado por Len Wein, pero aquí falla prácticamente todo lo que entra en juego y el cómic, en mi opinión, es un desastre.

Reconozco que tiene un par de elementos de cierta intriga, pero me dala sensación de que esa intriga se crea simplemente no explicando cosas y ya está y creo que una vez se explique todo, la cosa se va a quedar en nada. El resto del cómic es un esperpento que intenta ser provocativo y violento, pero casi no llega ni a desagradable si es que lo intentaba, y muchos cómics le han superado en eso hace años. Pero lo peor de todo es que a penas vislumbramos qué tiene que ver con el personaje esta historia. Y es que Logan no sé si sale por aquí en algún momento o realmente es una historia escrita para cualquier personaje pero que con Lobezno tiene más tirón.

A final lo que más me ha gustado es la portada de Alan Davis (es suya, ¿verdad?: no, no lo es, es de Brian Hitch) y, con éso, lo digo todo, pero me estaba dando cuenta de que sólo hablaba aquí de cosas que me gustaban, y no es plan, que en la variedad está el gusto.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Thunderbolts #150, de Jeff Parker

Thunderbolts fue una de las colecciones que me devolvió la fe en los cómics allá por el año 1997 y la seguí religiosamente hasta su número 75 y, después, en sus nuevos inicios, aún de la mano de Fabian Nicieza, quien relevó al creador de la serie Kurt Busiek del guión pero que fue sin duda quien le dio el impulso y la calidad que merecía a la gran idea inicial y la transformó en algo diferente que es, básicamente, lo que hoy en día se manteniente). Pero con la llegada de crossovers y la irregularidad de los tomos de Panini, me desenganché de la serie. Después, la etapa de Warren Ellis parecía un buen momento para incorporarse, pero no lo hice y el baile de guionistas siguió, haciendo que la serie diera varias vueltas y terminara cambiando su esencia. Así, a pesar del desfile de guionistas con cierto talento, interés o nuevos enfoques que vino después de la larga etapa de Nicieza (del 34 al 109 y miniseries, obviando los números 76-81 de John Arcudi que fueron una vergüenza que no tenía nada que ver, literalmente, con la serie), ni Ellis, ni Christos Gage ni Andy Diggle consiguieron llamar del todo mi atención, en parte porque la sucesión de eventos editoriales era un no parar (Civil War, Secret Invasion, Dark Reign, Siege...), en parte porque me parecía, por lo que sabía, que aquella no parecía la colección de la que me enamoré. Entonces llegó Jeff Parker. El autor de Portland empezó a trabajar en la colección en el 138, en medio de Siege, y después mezclándose en otro evento menos global como era Shadowland. Es por éso que le eché un ojo a esos números y, como me interesaron bastante, leí los anteriores y aquí estamos, el 150.

Parker es un guionista que llamó mi atención poderosamente con la buena colección de Agents of Atlas y que ha trabajado ayudando en los guiones (a otros dos grandes como son Greg Pak y Fred Van Lente) de otra serie me encanta que es The Incredible Hercules. Su trabajo en Thunderbolts es interesante y recupera el espíritu de en lo que se transformó el grupo cuando Ojo de Halcón se puso a las riendas, ahora con Luke Cage y un equipo variado a su mando, que recoge personajes de los originales, del resto de etapas e introduce algunos nuevos. El autor ya lleva un año al mando de la colección y va dejando claros los temas que le interesan, los personajes que le gustan y su estilo, y yo no podría estar más  contento con él.


En este número especial, la historia principal trae al Capitán América, Iron Man y Thor a visitar a Cage y su grupo durante una misión habitual (ni que hubieran tenido un momento de tranquilidad...), pero las cosas se apartan de lo esperado cuando Ghost, Juggernaut y Crossbones deciden intentar anular la nanotecnología que los mantiene "obedientes" y teleportarse durante un transporte para escapar. Al final, tanto ellos como Cage y Man-Thing, el transporte, como los tres vengadores, terminan en un mundo en el que se nos darán algunas ideas interesantes sobre los personajes así como una pelea de los Vengadores y Cage contra los renegados. Un gran cómic en mi opinión (además viene algún extra como la historia de los ciento cuarenta y nueve anteriores números resumida un poco por etapas y arcos, contada por dos personajes que llevan por aquí desde el inicio) del lado del guión. El dibujo de Kev Walker, que cumple aquí su sexto número, me parece que cumple y es apropiado. No es un veterano del mundo del cómic precisamente, pero creo que es un trabajo sólido, bien narrado y con un buen trabajo de los personajes, pero sigue siendo bastante pobre en detalles, fondos y escenarios (a veces no existen, directamente, y uno no sabe muy bien porqué).

En resumen, varias recomendaciones: en general, la colección es una colección de una media muy alta por lo que tengo entendido y, por lo que tengo leído, es una colección estupenda. Los números de Busiek son claves para la colección pero la etapa de Nicieza es una maravilla para mí. Las otras etapas no las conozco, pero si buscáis otro momento para uniros a ella, el 144 es un gran momento, que es donde empieza la nueva etapa con Cage al frente del grupo y es lo más interesante de la etapa de Parker para mí.

viernes, 10 de diciembre de 2010

JLA: One Million, de Grant Morrison (y varios)

Hoy voy a analizar otro cómic bastante "reciente", de 1999, vamos, un tomo titulado JLA: One Million (que inicialmente se tituló DC One Million, pero en la reimpresión se cambió el título) que recoge lo que sería en núcleo de la historia DC One Million (miniserie de 4 números) así como algunos números completos y algunos fragmentos de los diversos one-shots que aparecieron, dejando sólo lo relevante para comprender la historia a parte de la miniserie principal (Starman #1,000,000, Resurrection Man #1,000,000, Green Lantern #1,000,000, Superman: The Man of Tomorrow #1,000,000, Detective Comics #1,000,000...): este tipo de cosas ya no se hacen, ¿eh? Por lo tanto, pese a la participación de otros guionistas, la voz de Morrison es la cantante.

Una cosa que me resulta muy curiosa de esta historia es que parece que a Morrison le gusta e interesa mucho, ya que en trabajos posteriores como All Star Superman y el número 700 de Batman, hace referencias a ella. El caso primero es el que más me ha llamado la atención, siendo como soy un gran amante de esa historia de Superman, ya que tras leer este tomo que nos ocupa, he encontrado más razones y detalles para disfrutarlo. Es realmente llamativo la cantidad de cosas que se pueden ver en ese All Star que aparecen en este tomo: el propio Superman del futuro, el Superman dorado que sale del sol (de hecho, la lectura de este tomo confirma lo insinuado en All Star Superman), Solaris y su historia... Es una gozada ver como alguien se preocupa de que exista una coherencia y cohesión en el cuerpo de su obra, incluso en casos separados unos 8 años y que, en teoría, no tendría porqué hacer el esfuerzo de que tuvieran puntos de unión.

Dejando eso de lado, el tomo en sí es una gran historia bastante atemporal y disfrutable del grupo, pero cuyo punto fuerte es la introducción de conceptos muy interesantes y chulos, de ideas sobre el futuro y el conseguir cuajar una historia que, como muchas historias que implican viajes en el tiempo, es circular y bella. Además, para ser un acontecimiento breve y sin demasiada repercusión, tiene muy buenas sorpresas y desarrollo de personajes. Si es cierto que en este tomo se pasa como el culo de las historias de los personajes del presente en el futuro, que también podrían ser interesantes, pero al final te das cuenta de que te da un poco lo mismo lo que hacían por allí porque lo interesante se cuece en el presente y en el futuro pero al margen de los propios protagonistas. Otra cosa que me gusta son los malos de la historia. Vandal Savage y Solaris (el sol viviente) no son personajes que uno juntaría de primeras, pero el resultado está bien, ocupando cada uno papeles muy distintos dentro de la historia pero siendo ambos clave.

Val Semeiks es el dibujante de la miniserie principal, al que acompañan otros dibujantes en los diversos números/fragmentos que acompañan a la historia (Bryan Hitch, Jackson Guice, Peter Snejbjerg...), dejando en general un trabajo sólido y cohesionado, bien narrado casi siempre y con buenos momentos. Eso sí, con un dibujante genial, la cosa hubiera sido un placer de leer. Así, simplemente no duele, algo que también se agradece, hay buenos momentos y escenas, y los diseños tienen ciertos momentos de brillo.

En definitiva, es un tomo muy interesante y que, a pesar de tener más de 10 años, primero está bastante fuera del tiempo (aunque, como no podría ser de otra forma, es víctima de su época) y, al mismo tiempo, está muy de actualidad gracias a los trabajos más recientes del autor escocés. Un trabajo interesante.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Marvel Zombies, de Robert Kirkman

Bastante tarde (aunque por suerte en este caso poco importa) me pongo al día de las modas y me leo la miniserie original Marvel Zombies, escrita por Robert Kirkman (que hoy en día es muy famoso por otros zombies bastante diferentes), dibujada por Sean Phillips y con portadas de Arthur Suydam, portadas que creo que llegaron a ser más famosas que el contenido, porque estaban muy bien hechas y homenajeaban con gracia portadas clásicas (llegó a haber varias portadas alternativas para cada número).

La miniserie tiene su origen en una interesante idea que surge en la colección Ultimate Fantastic Four, cuando Mark Millar y Greg Land están al frente (en la historia Crossover, de tres partes, del 21 al 23, aunque los personajes volverían en más cómics de la etapa), con un universo poblado por versiones zombie de los personajes de Marvel (Tierra-2149).

La idea, según se usó inicialmente, tiene su gracia y, claro, se toma la libertad de usar a unos zombies que no pierden su inteligencia ni poderes o personalidades (aunque depende del tiempo que lleven sin alimentarse), simplemente pierden la capacidad de morir normalmente, se pudren poco a poco y su vida pasa a tener un objetivo único: alimentarse de otros organismos no infectados ya, lo cual da lugar a pasar más tiempo explorando a estos muertos vivientes pese a la existencia de unos pocos no infectados. Pero lo mejor, para mí, sigue siendo el que se utilicen de forma exagerada y divertida, dejando (no siempre) algo de lado la seriedad que puede tener el tema inicial. No es que sea una miniserie de partirse de risa, pero muy ligera y está plagada de situaciones pasadas de rosca e idas de olla, siempre dentro de un orden y manteniendo (lo cual no sólo es de agradecer, sino que es lo que hace que la miniserie merezca la pena) la coherencia y el tono.


En el tomo que me he leído, tenemos a estas versiones alternativas, observamos algunos cambios con respecto a lo que conocemos y experimentamos un acontecimiento mítico del universo Marvel original desde una nueva perspectiva: ¿qué llega Galactus? Pues habrá que intentar comérselo, ¿no? En definitiva, una miniserie divertida, de lo más curiosa, y que se eleva sobre una premisa interesante y va algo más allá, dejándonos 5 números que se disfrutan muy bien, con un dibujo oscuro de Phillips que resulta bastante apropiado para la historia. Tendré que echarle un ojo a las siguientes historias con tranquilidad (hay otros 6 tomos más), pero desde luego no es que haga falta estrujarse mucho la cabeza para continuar la historia. Además, los guiones corren a cargo del propio Kirkman y, más adelante, Fred Van Lente, así que, garantía de buenos y divertidos cómics.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Uncanny X-Men, de Chuck Austen

[Me he encontrado en un archivo algunas reseñas y artículos que escribí en el blog de cómic, ahora desaparecido, Volatilis. Ya que es fiesta y me ha parecido curioso, recupero uno de ellos. No sé si lo haré alguna otra vez, pero puede, porque me hace gracia leer opiniones con unos años.]

Las garras de Austen dejan heridas profundas

Antes de nada: sí, a pesar de todo, hablo con conocimiento de causa, puesto que les tengo todos en mis estanterías, TODOS (son sobre 30 números entre las dos colecciones, en edición española, muchos de ellos dobles). Lo digo porque, después de lo que voy a decir, lo más sencillo es que aparezcan comentarios como ¿y porqué te los has comprado mes a mes si son tan malos? Lamentablemente es de esa clase de preguntas que se responden con demasiada dificultad o son imposibles de responder.

Después de esto, creo que puedo ir ya al grano. En este pequeño artículo quiero hablar someramente sobre el trabajo del inefable Chuck Austen en las colecciones mutantes. Sí, ahora que, como bien sabéis, entramos en España en la etapa en que ya se le ha apartado de la editorial (no sin cierto retraso, me permito decir) y llega Milligan a sustituirlo. Por cierto, aunque cueste de creer, continúa trabajando en el mundo del cómic, concretamente en la editorial rival, DC (eso sí, no sin antes dejar su huella en Los Vengadores con unas sonrojantes aventuras). Sin comentarios.

El caso es que, Austen aparece en la colección de la Patrulla-X tras la etapa de Joe Casey (¿cuánto se le llegaría a echar de menos a pesar de sus detractores? No se puede calcular), una etapa que, todo hay que decirlo, tampoco estaba siendo especialmente brillante, aunque había introducido algunos conceptos interesantes y estaba empezando a resultar bastante más que aceptable con un guionista que empezaba a cogerles el truco a los personajes. Es cierto que, en sus inicios, todo empezó bastante zozobrante, con un número inicial de mera provocación (para enseñarnos a Jean Grey y a Logan besándose) y una primera saga, Poptopía, algo floja, pero, al final, empezaba a tener empaque, tras pasar por varias historias entre las que destaca la aventura de los mutantes en Europa, que no dejó indiferente a nadie y produjo todo tipo de opiniones encontradas.

Así, con la salida de Casey de la colección, Austen irrumpe con Esperanza, una historia de tres partes que nos presenta a Sammy (un nuevo recluta de poderes algo inútiles pero hasta con potencial), a Annie, la enfermera (y su hijo mutante) y recupera al Juggernaut y a Kaos. Estos personajes serían una constante en su etapa hasta tal punto que, en sus últimos números a cargo de una colección mutante, termina sus argumentos con la traición del villano (al que se ve reformarse durante toda la etapa, sólo para descubrir que fingía para infiltrarse en la mansión, aunque acaba recuperando la cordura… ¿o sería al revés?) y la muerte de Sammy, quien se había hecho amigo del mastodonte de Citorakk. De todas formas, quizás sea esta historia la única medianamente legible de toda la etapa ya que, aún, no muestra todas las barbaridades que se le habían de ocurrir más tarde al guionista. Sí, tal vez por falta de tiempo, pero eso fue lo único que necesitó para hundir totalmente a los personajes en el lodo. Así, además de lo comentado, trae a primer plano a un Alex Summers en estado catatónico que acaba despertando y volviendo al “servicio activo”. Es posible que, si hubiera usado bien a Kaos, se hubiera podido sacar algo en claro, pero en vez de eso se dedica a destrozarlo con correrías amorosas sin sentido. Y es que sí, ese es uno de sus temas favoritos, el intentar emparejar a todos los personajes del grupo entre sí, formar tetraedros amorosos, los celos injustificados, las reacciones irracionales, los problemas de los homosexuales, la obsesión enfermiza de todos sus personajes femeninos con ser madres o con tirarse a cada tío-X que pasa por delante… En los correos y artículos los empleados de Planeta y Panini se empeñaron a fondo en convencernos de que este “tono culebronesco” (lo dicen ellos, no yo) es uno de los puntos fuertes de la etapa de Austen y que los aficionados se lo agradecen. Me muero de risa. Pero no sólo eso sino que, además, dicen que recupera el tono de los culebrones del Claremont más añejo, los líos amorosos de los viejos tiempos… Ahora sí que me muero, pero de pena. Y es que las comparaciones son odiosas.

Si bien es cierto que es posible que, siendo este el peor de los defectos de Austen escribiendo, la etapa hubiera sido digerible (lo cual está por ver), “los aciertos” del escritor (no sé si llamarlo así, pero es por no repetir lo de “guionista”) han ido más allá en cada episodio sucesivo de su sacrilegio, mostrándonos no sólo su peor cara, sino la peor cara de los editores de las series mutantes, que permitieron algunos de sus argumentos: la aparición de poderes donde no existen con la excusa de las mutaciones secundarias (una excusa que podría haber valido pero, ni está razonada ni afecta de manera coherente), de rasgos en el carácter de los personajes y comportamientos nunca vistos (vamos que sus personajes evolucionan tan rápido que ni se enteran ellos mismos), de orígenes nuevos para personajes con orígenes ya asumidos (la saga de Los Draco es terrible pero creo que, ni siquiera, la peor), de destrucción del trabajo e historia anteriores (desde lo más antiguo hasta lo más cercano, como el trabajo de Morrison, sobre todo en lo referente a Xorn), de personajes nuevos sin coherencia ni sentido… En definitiva, leer un cómic de Chuck resulta una sorpresa continua, un salto sin paracaídas constante aunque sin la emoción de lo primero, sólo con el miedo de lo segundo. Un miedo que manifestábamos cada mes con un leve suspiro precedido de un ¿y qué se le va a ocurrir ahora? E, incluso, para cerrar su trabajo nos deja una especie de continuará, de esos en que todos gritan: ¡No, por favor! (tranquilos que no… ¿verdad?).

No voy a entrar en la poca suerte que ha tenido en el apartado gráfico porque eso no justifica sus errores, sólo los agrava, por desgracia (a parte del correcto Garney y nuestro Larroca, no hay más que leer nombres como los de Tan o Asamiya para apartarse de un cómic… y si sólo con leer el nombre de Austen basta, imaginaros así).

Como se puede ver, no voy a echar de menos al bueno de Chuck Austen. Lo de bueno lo digo porque, después de mostrar de lo que es capaz a todos, consigue salir a flote y volver a encontrar trabajo una y otra vez (lo último que he sabido de él era que guionizaba Action Comics… si aprendiéramos de los errores de los demás, nos iría mucho mejor). Y es que, este dibujante de ordenador en mano que se atreve a profanar la palabra escrita, debe ser el tipo más amable del mundo. Me gustaría conocerle…